Progresivamente iremos añadiendo más información y posibilidades al respecto, entendiendo que es un campo infinito, partiendo de que cada planta tiene su propio cuerpo energético que se relaciona de forma distinta con cada persona que la usa, dependiendo de su conexión, bondad, dirección mental, sentimental… En realidad, no hay plantas mágicas y no mágicas, todas son mágicas, solo hace falta mirarlas, crecer y aprender de su sabiduría de los tiempos y procesos de evolución, interacción, sentimientos que desprenden y multiplicación. La selección actual, básicamente son las plantas más usadas para hacer incienso, ya sea quemadas en carbón o de forma natural pegando un poquito de fuego a sus hojas, como las artemisas y salvias, que son las que combustionan mejor. Las siguientes lo hacen peor, pero por su aroma y energía están muy valoradas por muchas culturas antiguas, como son el beleño, la ruda, el romero, lavanda, hisopo, cedros, laurel, enebro…
A este grupo podríamos añadir todas las plantas que desprenden aroma como las tulsis, albahacas, romero, lavanda, tomillo, ruda, jazmín, flores… Siempre se han usado para baños energéticos o relajantes, en base a sus propiedades y siempre que se oriente bien para limpiar el cuerpo de malas energías. Una vez acabado el baño, hecho con la infusión de las plantas y esta añadida en la bañera, limpiar el cuerpo con agua, para que todas las cargas energéticas y emocionales se las lleve el agua. Hay quien añade sal al baño, limón, vinagre, aceites esenciales…. Como un buen baño de lavanda, después de un día agitado o el típico baño de sal de rosas o pétalos de rosa, quien lo prueba y conecta con su magia, repite.
Con estas plantas aromáticas y flores podemos elaborar colonias, con alcohol de 96ºC de farmacia o bien alcohol natural, de cuanta más alta graduación, mejor. Llenamos el bote de hierbas y flores secas o frescas, bien aromáticas, se dejan macerar durante 50/60 días en alcohol y se obtienen unas colonias agradables y auténticas, que desde siempre se han usado por los curanderos energéticos de todo el mundo, ya que a través de sus aromas han ayudado a liberar cargas del cuerpo.
También tenemos el grupo de plantas protectoras, entre las que destaca la ruda. Si ella muere, si no es por temas de exceso de agua, muere por nosotros, para protegernos, también lo hace la aloe. En algunas culturas se arranca una aloe y puede vivir toda la vida arrancada y colgada cabeza abajo, pero cuando alguien entra con malas vibraciones, se muere de golpe absorbiendo su mala energía. Esta propiedad, estoy convencido que la tienen todas las plantas, porque todas ellas son maravillosas, energéticamente hablando, aunque las que describo son más interesantes por su historia y potencia energética. No olvidemos como plantas protectoras los acebos, enebros, pinos, abetos, tabacos, flores varias, chumberas…
Y por último, iremos introduciendo las plantas maestras, como se les denomina en el vocabulario indígena, como el peyote, San Pedro, ayahuasca, beleño, belladona, estramonio, datura, chacrun... Son plantas que en la antigüedad y hasta hoy, se utilizan únicamente para el estudio de uno mismo y la sanación del cuerpo y el alma. Popularmente mal dichas “tóxicas o peligrosas”, sino más bien, en desuso por la inquisición y la pérdida de identidad botánica y buena relación con el mundo espiritual y natural, que la inquisición erradicó en Europa. Son plantas que mal administradas, pueden generar problemas de intoxicación, por eso no recomendamos su uso, pero sí apoyamos a todos los pueblos indígenas, que aún las toman y siguen ayudándonos a despertar al mundo real, positivo y comunitario. - Pau Pàmies