Este refugio está pensado para ser colgado en un muro o tronco así como de pie sobre una base y puede albergar diferentes tipos de abejas. La Península Ibérica tiene la suerte de albergar, a parte de la abeja melífera, otras especies de abejas solitarias. Su función polinizadora nos será de gran ayuda en el huerto y jardín.
Las abejas solitarias no hacen enjambre, sus nidos los realizan dentro de huecos (troncos, cañas, muros, etc.) y tardan varios días en hacerlo. Es la abeja madre la que se ocupa de poner los huevos y sellar la entrada con polen y néctar, que servirá de alimento a las larvas. Una vez sellado, nadie puede entrar, ni siquiera ellas mismas vuelven a entrar, de hecho, mueren poco tiempo después de hacer la puesta. Las larvas saldrán alimentándose del polen que cierra la salida.
¿Dónde lo colocamos?
Colgaremos el refugio a una altura de 1,5-2 m, orientación sur, siempre en una ubicación soleada, protegida del viento y de la lluvia. Evitaremos zonas húmedas ya que la humedad puede favorecer la aparición de hongos y causar problemas a las abejas y al refugio en sí. Nos aseguraremos que las abejas puedan entrar con facilidad, evitando que la vegetación tape el frontal del refugio y que puedan encontrar agua y diversos tipos de plantas y arbustos a su alrededor, éstos les proporcionarán el alimento necesario.
¿Sabías qué?
Las abejas solitarias, al no tener que defender su panal, priorizan su propia supervivencia, por lo que es muy raro que te piquen. Son insectos tranquilos e inofensivos, no debemos tener miedo a colocar refugios para ayudarlas.
• Fabricado con madera nacional certificada procedente de explotaciones sostenibles.
• Incluye tornillos y tacos para poder colgarlo. También se puede poner sobre una base.
• Medidas: 16 cm de ancho x 29 cm de alto x 14,5 cm de fondo.
• Peso: 2,5 kg